Aún cuando la fotografía que realiza el aficionado puede no ser arte, manifiesta con su naturalidad, el candor de la inocencia; pero el verso tiene que ser arte y captar el ánima del objeto que matiza la exposición plástica de lo evidente: verso e imagen resaltan aquello que por su técnica manifiestan el deseo o la necesidad contemplativa de lo bello que es el vestido anímico del gusto.

La fotografía y el verso son libres en la ilusión de su autor: En la primera, prima la técnica que matiza en la plástica; en lo segundo, domina el ánima que hace de la misma plástica la sublimación expresiva en el verbo como máximo dominio del ser humano, en la que la ilusión del autor es compartir el sentimiento que le mueve y le estimula a disparar las evidencias: esas estatuas dormidas en sus propios recuerdos vivos con cuya presencia evocamos la permanencia del pasado en íntima sintonía.

Antonio Torres Sánchez.

El autor de esta bitácora, Antonio Torres Sánchez, es un gallego, brigantino por más señas, que ejerce como tal.